YAKARTA, Indonesia — A pesar de su religión, el gobernador de Yakarta Basuki Tjahaja Purnama, un cristiano en la Indonesia de mayoría musulmana, llevaba una impresionante ventaja en las encuestas hasta un discurso de campaña en septiembre, donde hizo una referencia fatal a un pasaje del Corán. Un video, editado para hacerlo parecer que él había dicho que el libro sagrado musulmán estaba engañando a la gente, se hizo viral en Facebook.
Basuki fue acusado de blasfemia y apabullado en la segunda vuelta electoral en abril. Un tribunal indonesio lo halló culpable del cargo el 9 de mayo y lo sentenció a 2 años en prisión.

La caída del gobernador fue la señal más prominente hasta ahora de la inclinación de Indonesia hacia el islam político. Indonesia, una democracia moderada y laica con la población musulmana más grande del mundo, ofrece un contrapeso a los choques sectarios y al régimen autocrático que agobia a los países musulmanes en Medio Oriente, a unos 8 mil kilómetros de distancia.
Sin embargo, en años recientes, los musulmanes radicales que tratan de convertir a Indonesia en un estado islámico ortodoxo gradualmente ganaron influencia.
Ver también: [INDONESIA] CRISTIANOS TEMEN UN AUMENTO DE LA PERSECUCIÓN ISLAMISTA
El objetivo de un Estado islámico parece lejano. Indonesia sigue siendo en su mayoría moderada. En Yakarta, la capital, muchas mujeres musulmanas socializan libremente con varones, pasean en motocicleta y se rehúsan a usar velos. A los partidos islámicos no les fue tan bien en las elecciones nacionales.
Ver: SE HA ANUNCIADO UNA COALICIÓN DE 34 PAÍSES ISLÁMICOS
Sin embargo, mantuvieron la presión. La ley contra blasfemia, raras veces aplicada antes de 2004, fue desplegada en más de 120 casos, dijo Andreas Harsono, representante de Indonesia para Human Rights Watch. Una autoproclamada brigada de moralidad llamada Defensores Islámicos recientemente atacó a gente por vender comida en el Ramadán o usar trajes de Papá Noel en navidad.

Aunque tales esfuerzos no son nuevos, lo que llamó la atención en la elección del gobernador fue su aceptación tácita por parte de musulmanes moderados. Los grupos radicales organizaron las protestas, exigiendo que fuera encarcelado o ejecutado y advirtiendo a los musulmanes de graves consecuencias si votaban por un cristiano.
El panorama de alrededor de medio millón de personas en un acto en diciembre, fue sorprendente en la cosmopolita Yakarta.
Lo que los islámicos tienen en mente ya existe en la provincia de Aceh, en Sumatra, que tras obtener autonomía, empezó a instituir la ley sharia en 2001 en un intento por poner fin a una prolongada guerra separatista. Al oponerse a Basuki, los islámicos eran parte de una amplia coalición encabezada por Prabowo Subianto, un ex general que compitió por la presidencia en 2014.
También incluía a Hary Tanoesoedibjo, un empresario multimillonario cristiano que es socio de negocios del presidente Donald J. Trump y que tiene sus propias ambiciones políticas. Prabowo desestimó las inquietudes de que él podría haber concretado una alianza malévola con los extremistas.
“Satanizar y considerar que ciertos grupos no están calificados para unirse al discurso político no es una actitud sana”, externó. [Fuente]