Si usted es un cristiano nacido de nuevo, usted una vez fue un rehén. ¿Se sorprende? Pues es verdad.
Debido a un hecho, usted fue forzado a servidumbre hace muchos anos atrás, El secuestro fue llevado a cabo en un bello y tranquilo jardín que había sido provisto por Dios. El secuestrador, muy astutamente tentó a Adán y Eva para que cayeran en pecado y a través de ese secuestro, todos los que siguieron detrás de ellos se convirtieron en rehenes. Ellos fueron alienados de su hogar y sentenciados a la separación y la muerte. Su única esperanza era ser liberados por uno que pagara por su rescate.
En 1932 el hijo del aviador Charles Lindbergh fue secuestrado y se pidió un rescate. Los Lindbergh pagaron el rescate y aun así, al final, el niño murió. El secuestrador asesino a una criatura de 20 meses de nacido. Los Lindbergh trataron de salvar a su hijo, pero no pudieron. Incluso el rescate no fue suficiente.
Usted se puede regocijar de que lo que Dios pago por su redención fue suficiente y completo. Los dos verbos griegos que se traducen por redimir significan “dejar libre a algo o a alguien mediante un recibo que indica el pago del rescate” o “comprar algo o a alguien”. El doctor Lawrence Richards dice que la palabra redimir “se proyecta como el trasfondo contrario de la invalidez o incapacidad… Los seres humanos capturados, están cautivos por el poder de fuerzas que ellos no pueden vencer. Sólo la intervención de una tercera parte puede romper esa servidumbre y hacer a la persona libre”.
Eramos victimas y no teníamos el poder para liberamos nosotros mismos. Pero un hijo de Dios tiene poder y es libre. Satanás todavía trata de trabajar en contra de nosotros, pero su poder ha sido roto. Jesús dijo: “Así que, si el Hijo os libertare, sereis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Autor: H. Norman Wrigth