«Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.» 2 Crónicas 7:14
Lo ha confesado el propio presidente del Gobierno: dice Mariano Rajoy que lo primero que lee cada mañana es el informe de situación de los embalses españoles. De se así, debe llevar preocupado muchos meses, porque los números gritan que avanzamos hacia la peor sequía en 20 años.
Hay que remontarse hasta la gran sequía de la primera mitad de los años 90 para encontrar una reserva hidráulica tan escasa en España como la que hay ahora. Estos son los datos: los pantanos están al 47,93%, a fecha 1 de agosto. El mismo día del año pasado estaban al 64,13% y la media en ese momento en los últimos 10 años es del 63,4%.
Desde 1995, cuando ese porcentaje bajó al 40%, no se llegaban a ver las cuencas tan mermadas. Ya se aplican restricciones en los regadíos y la generación de electricidad a través de los pantanos está en mínimos. El Gobierno descarta restricciones al consumo humano por ahora, aunque se están dando cortes puntuales en La Rioja, la sevillana Sierra Sur, la Axarquía de Málaga, la zona de Las Médulas (León), algunos pueblos del interior de Badajoz y Cáceres y varias aldeas de Ourense.
Esta situación, derivada de la falta de lluvias, tiene varias consecuencias y algunas, también, podrían afectar al bolsillo de los ciudadanos. Por ejemplo, por la caída en picado de la generación de electricidad a través del agua embalsada. Cuanta más energía hidroeléctrica se produce, más se abarata el recibo de la luz. Los pantanos sirven fundamentalmente en España para el consumo humano, para la agricultura y para generar energía. [Fuente]