Cada familia imperfecta y normal quiere que sus hijos salgan bien. Por lo tanto, establecemos metas para el desarrollo del carácter y tratamos de crear un entorno donde nuestros hijos pueden madurar. Iglesia, escuela, equipos deportivos, relaciones familiares… cada uno de estos proporciona un contexto donde nuestros hijos pueden aprender a «amar a tu prójimo como a ti mismo».

Desafortunadamente, nuestros «buenos» objetivos podrían no tener absolutamente nada que ver con el evangelio de Jesucristo. Y sin darnos cuenta acabamos criando paganos en lugar de cristianos.

Demasiadas veces, los padres (cristianos) tienen como meta el hacer que sus hijos sean buenos y morales. Es como si todo el propósito de la vida espiritual de su familia fuera dar forma a sus hijos como ciudadanos respetuosos de la ley, que se mantengan fuera de problemas. El único problema con este objetivo es que funciona en marcado contraste con lo que enseña la Biblia. El evangelio no se trata de hacer que las personas malas sean morales, sino de hacer que los muertos vivan. Si enseñamos la moral sin el poder transformador del evangelio, y la necesidad de una vida completamente entregada a la voluntad de Dios, entonces estamos criando paganos morales.

Terminamos enseñando lo incorrecto porque tenemos los objetivos equivocados.

Este sentimiento se agitó en mí de nuevo cuando leí una entrevista con Phil Vischer, creador de Veggie Tales. Él estaba reflexionando sobre cómo el «mensaje cristiano» que estaba tratando de enseñar, no era cristianismo en absoluto…

«Miré hacia atrás en los últimos 10 años y me di cuenta de que había pasado 10 años tratando de convencer a los niños a comportarse cristianamente, sin enseñarles el cristianismo, y eso fue una convicción bastante seria. Como cuando decimos ‘¡Oigan chicos, sean más amables porque la Biblia dice eso!’ o ‘Chicos, tienen que perdonar porque la Biblia lo dice así’.  Pero eso no es cristianismo, es moralidad. 

Y eso fue un gran cambio para mí, desde el ideal cristiano estadounidense. Estamos bebiendo un cóctel que es una mezcla de la ética de trabajo protestante, el sueño americano y el evangelio. Y los hemos entrelazado tan completamente que ya no podemos distinguirlos. Nuestro evangelio se ha convertido en un evangelio de seguir sus sueños y ser buenos para que Dios haga realidad todos sus sueños. Es el dios Oprah.»

Entonces, ¿cuál es tu objetivo?

¿Enseñas a tus hijos a «ser buenos porque la Biblia lo dice» o enseñas a tus hijos que nunca serán buenos sin la oferta de gracia de Cristo? Hay una enorme diferencia. Uno conduce al moralismo; el otro conduce al quebrantamiento. Uno conduce a la rectitud de sí mismo; el otro conduce a una vida que se da cuenta de que Cristo es todo, y que nada más importa.

Quiero que mis hijos sean buenos. Todos lo queremos. Pero a medida que nuestros hijos crecen, la verdad del evangelio se puede perder fácilmente entre la salvación (donde sabemos que necesitamos a Jesús) y vivir la vida (donde tendemos a decir «yo manejo esto»). Mi experiencia es que la inmensa mayoría de los padres están animando el comportamiento moral de sus hijos, para que Dios bendiga sus actividades (generalmente egocéntricas). Es el sueño americano más un poco de Jesús. Esto produce buenos paganos morales.

Considere los objetivos clave que tiene para sus hijos. En serio, tómese un minuto para pensar en lo que le consideraría un padre exitoso. Si sus metas están enfocadas en el comportamiento de sus hijos, su felicidad o sus logros (pero no incluyen una dependencia de Cristo y una sumisión a Su voluntad y trabajo), entonces es posible que desee hacer algunos ajustes.

El mundo tiene suficientes paganos. Incluso un montón de paganos realmente agradables. Lo que necesitamos son niños que comprendan plenamente la realidad de que no tienen nada que ofrecer, pero que conocen íntimamente a un Dios que tiene todo lo que necesitan [Fuente]