El siguiente es un breve estudio del libro de Abdías.
Abdías resulta totalmente desconocido, al margen del significado de su nombre (siervo o adorador de Jehová). La fecha de su profecía no es segura, pero la evidencia interna parece indicar los alrededores del 585 a.C., el año después de la destrucción de Jerusalén por parte de Nabucodonosor, rey de Babilonia. Sin embargo, algunos eruditos sugieren una fecha muy anterior, alrededor del siglo IX a.C.
El libro, que en su forma literaria es una apasionada diatriba con sentencia de muerte, tiene un tema único: juicio sobre Edom, la nación que descendía de Esaú. En la época de Abdías, la capital de Edom era Sela (más tarde llamada Petra). Sus ruinas singulares, caladas en peñascos sólidos de una roca color rosado y durante largo tiempo escondidas en las regiones áridas al sur del Mar Muerto, fueron descubiertas en el año 1812 d.C. y son testigos mudos del cumplimiento de la profecía.
El libro se puede dividir de la siguiente manera:
- Pronunciamiento de la condenación sobre Edom vv. 1-9.
- Causa de la condenación, vv. 10-14.
- Edom en el día de Jehová, vv. 15-21.
La humillación de Edom
1 Visión de Abdías.
Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla.
La enemistad entre Jacob y Esaú (Gn. 36), el fundador de Edom, continuó a través de los siglos (Ex. 15:15; Nm. 20:14; Sal. 83:6; Is. 63:1-6; Jl. 3:19; etc.). El pecado de Edom fue la soberbia (v. 3), que condujo a la violación del vinculo entre hermanos (vv. 10—14).
2 He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera.
3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?
Es una alusión a Petra, la gran dudas de las rocas llamada Sela en tiempos de Abdías.
4 Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.
5 Si ladrones vinieran a ti, o robadores de noche (!!cómo has sido destruido!), ¿no hurtarían lo que les bastase? Si entraran a ti vendimiadores, ¿no dejarían algún rebusco?
6 ¡Cómo fueron escudriñadas las cosas de Esaú! Sus tesoros escondidos fueron buscados.
7 Todos tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento.
8 ¿No haré que perezcan en aquel día, dice Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú?
9 Y tus valientes, oh Temán, serán amedrentados; porque todo hombre será cortado del monte de Esaú por el estrago.
La destrucción que se describe aquí (comp. Jer. 49:7-22; Ez. 25:12-14) fue probablemente por parte de los árabes. Como resultado Edom quedó casi deshabitada durante el período persa. La presencia de árabes en la región vecina queda demostrada por la agresión de Gesem el árabe, enemigo de Nehemías (Neh. 6:1-2).
Posteriormente los árabes se mezclaron con el resto de los edomitas y se convirtieron en una potencia relativamente fuerte en la historia de la región de Petra (antigua capital de Edom) al combinar fuerzas para formar el reino de los nabateos y controlar el territorio. Extendieron su control a la región sur de Palestina, que en su mayoría estaba en manos de los edomitas. Los griegos y los romanos llamaban idumeos a los edomitas ya que es otra forma del mismo nombre. El rey Herodes era edomita.
10 Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre.
11 El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos.
12 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.
13 No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad.
14 Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de angustia.
La exaltación de Israel
15 Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza.
16 De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.
17 Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.
18 La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho.
19 Y los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad.
20 Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev.
21 Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová.


Comentario por el Dr. C. I. Scofield