La nueva ley de censura en Alemania, que ha introducido la censura del Estado en las redes sociales, entró en vigor el 1 de octubre de 2017. La nueva ley exige a plataformas de redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube que censuren a sus usuarios en nombre del Estado alemán. Las empresas propietarias de las redes sociales están obligadas a borrar o bloquear cualquier «ofensa delictiva» como el libelo, la calumnia, la difamación o la incitación en un plazo de 24 horas desde la recepción de la queja de un usuario, al margen de si el contenido se ajusta a la verdad o no. Las propietarias de las redes sociales cuentan con siete días de margen para los casos más complicados. Si no lo hacen, el gobierno alemán puede imponerles una multa de hasta 50 millones de euros por desacato a la ley.
La nueva ley de censura, sin embargo, no se empezó a aplicar plenamente hasta el 1 de enero de 2018, para dar a las propietarias de las redes sociales tiempo para preparar su nuevo papel de policía del pensamiento privada del Estado alemán. Las redes sociales tienen ahora el poder de moldear el discurso político y cultural del momento decidiendo quiénes hablarán y qué dirán.
Pero el 1 de enero la ley se aplicó de inmediato. Twitter empezó suspendiendo la cuenta de la número dos del partido Alternativa para Alemania (AfD), Beatrix von Storch, durante doce horas, después de que ésta tuiteara la siguiente respuesta a una felicitación de Navidad en árabe de la Policía de Colonia:
¿Qué demonios está pasando en mi país? ¿Por qué una web oficial de la policía está tuiteando en árabe? ¿Piensan que van a apaciguar a las hordas salvajes de violadores musulmanes?
(En la Nochevieja de 2015-2016, unos mil hombres, principalmente musulmanes, agredieron sexualmente a unas 1.200 mujeres en Colonia).
Facebook también suspendió la cuenta de Von Storch por repetir allí su tuit. Facebook le dijo que su publicación contravenía la ley alemana, ya que era constitutivo de «incitación al odio».
La cosa no acabó ahí. La policía de Colonia presentó cargos contra Von Storch por «incitación al odio», castigable según la sección 130 del Código Penal alemán. Según el jefe de la policía de Colonia, Uwe Jacob, los tuits plurilingües en fechas señaladas forman parte de una estrategia de comunicación de la policía.
La campaña fue bastante bien recibida por la mayoría, sin embargo, a algunos les molestó que tuiteáramos en árabe y persa. Eran personas destacadas de la derecha, que después consideraron que tenían que poner tuits que incitaran al odio. Simplemente hemos presentado cargos.
Nótese la tranquilidad con que el jefe de policía dijo que había presentado cargos para silenciar a una destacada líder de la oposición al gobierno. Esto es lo que hacen las autoridades en los Estados policiales: mediante la censura y las acusaciones penales, silencian a los críticos que no tienen pelos en la lengua y a los contrarios a las políticas del gobierno, como Von Storch, que ha criticadoduramente las políticas migratorias de la canciller Angela Merkel.
Aunque esas políticas habrían hecho ganar a las autoridades alemanas muchos puntos con el viejo régimen de la Stasi en la Alemania Oriental, es más que probable que éstas contravengan el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), del que Alemania forma parte, así como la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
(…)
Es lamentable que Alemania, que apenas puede responder a la amenaza terrorista y la ola de delitos violentos, esté gastando estos inmensos recursos en acallar la libertad de expresión de los ciudadanos en las redes sociales. El Departamento Federal de Justicia ha alquilado más oficinas en Bonn para albergar a unos cincuenta nuevos abogados y administradores para hacer efectiva la ley y asegurar que los proveedores de redes sociales borran las «publicaciones delictivas» en 24 horas. «También es importante que hemos creado un nuevo sistema de gestión de denuncias», explica Thomas W. Otterscbach, de la Oficina Federal de Justicia en Bonn.
El antiguo Estado policial alemán ha vuelto. [Fuente]
