Jesús: La única verdad consistente

(…) «Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?

Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.» Jn 6:60-69

Pedro sabía que si las multitudes que seguían a Jesús eran realmente sus discípulos, rechazarían otras religiones y otras autoridades. Decirle sí a Cristo, era decirle no a los fariseos; decirle sí a Cristo, era decirle no a las religiones esotéricas que penetraban el Medio Oriente. La enseñanza de Cristo era tan singular; tan diferente, que no podía ser combinada con las enseñanzas de otros.

¡Las diferentes religiones del mundo no pueden ser igualmente correctas! Por ejemplo:

Los hindúes creen que la salvación significa perder la identidad personal, así como una gota de agua se pierde en el océano. Buda comenzó una nueva religión porque estaba insatisfecho con el hinduismo, y enseñó que la salvación era un camino tortuoso, que dependía solamente del mérito y sufrimiento humano. Técnicamente hablando, los budistas ni siquiera creen en la existencia de Dios, ¡mientras que los hindúes tienen 330 millones de dioses diferentes!.

Mahoma enseñó que la salvación venía mediante la obediencia a sus enseñanzas. Sus seguidores debían hacer lo que el decía, no lo que él hacía, puesto que su comportamiento era opuesto a sus propias enseñanzas. El islám involucra un sistema complicado de obras que es bastante diferente a las otras religiones mencionadas.

La presuposición de que las religiones del mundo son en esencia las mismas, y solo superficialmente diferentes, está siendo ampliamente difundida en el mundo occidental actualmente. Sin embargo, lo opuesto es cierto: las religiones del mundo son superficialmente lo mismo, pero fundamentalmente diferentes.

El cristianismo es toda una categoría por sí mismo, sin ningún terreno en común con otras enseñanzas. Las diferencias son radicales, completas e insuperables.

La verdad es siempre consistente consigo misma. Si algo es cierto, lo opuesto no puede serlo también. No es posible combinar las enseñanzas básicas de las religiones del mundo sin aceptar contradicciones automáticas. Ni tampoco existe una cohesión básica de la así llamada verdad que unifique las religiones del mundo.

Cuando los discípulos escogieron seguir a Jesús, le dieron sus espaldas a todos los rivales. Si Cristo tenía la razón sólo en parte, no era digno de que ellos le fueran leales. O si los discípulos estaban comprometidos con Él al mismo tiempo con otro profeta, estaban reduciendo a Cristo al nivel de un hombre falible. O aceptaban todo lo que Cristo era y proclamaba ser, o lo rechazaban.

Extraído del libro: Cincelado por la mano del Maestro. Erwin Lutzer.

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