«Cuando se negó a negar a Cristo, le cortaron la mano derecha»: cristianos nigerianos describen ataques horrendos por Boko Haram

ABUJA, NIGERIA – Es domingo por la mañana en Nigeria, y los cristianos de todo el país se dirigen a la iglesia. Como parte de la comunidad cristiana más grande del continente, los creyentes aquí tienen su elección de lugares para adorar. Aquí, en el Centro de Adoración Familiar, dirigido por la pastora Sarah Omakwu, graduada de la Universidad Regent, miles levantan sus manos en alabanza. 

Pero a solo unas millas de distancia este domingo, estas personas intentan encontrar suficiente comida para sobrevivir otro día.

Visité un campo de refugiados para personas que han sido desplazadas internamente de sus aldeas en el norte y en el oeste. Hay alrededor de 2.5 millones de desplazados internos en Nigeria, y eso hace que esta sea una de las crisis humanitarias más grandes del mundo en este momento. Y lo que todas estas personas tienen en común es que son cristianos.

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Aisha Walla, de 29 años de edad, creció en el norte de Nigeria con su familia, y vivió una vida escasa junto con el resto de los habitantes de su pequeño pueblo. Ella es cristiana de uno de los grupos étnicos más grandes de África occidental. La vida era difícil para esta joven madre de dos niños, y estaba a punto de volverse mucho más difícil.

Boko Haram invade el pueblo

«En noviembre de 2013, Boko Haram invadió nuestra aldea», dijo. «Mataron a mi suegro y secuestraron a algunos de los niños que vivían con nosotros. Teníamos tanto miedo que huimos a las montañas».

Como movimiento, Boko Haram ha existido durante mucho tiempo, comenzando en 2002. Pero a medida que pasaba el tiempo se volvieron más y más radicales hasta el punto en que hace cinco años detonaron un coche bomba en la Embajada de la ONU en Abuja. Y desde entonces han matado a miles de personas en todo el país de Nigeria y en otros lugares, en 2015, fueron designados como uno de los grupos terroristas más peligrosos del planeta.

Gran parte de ese terror está dirigido a los cristianos. Enoch Yeohanna era una de las vecinas de Aisha.

Quemando iglesias, matando miembros

«Comenzaron quemando iglesias, matando a los pastores y matando a los miembros. Callándolos», dijo. 

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“El 29 de septiembre de 2014 fue el día en que atacaron mi pueblo. Alrededor de las diez recibí una llamada de que mataron a mi papá. Le pidieron que negara a Cristo y cuando se negó le cortaron la mano derecha. Luego se negó [otra vez], le cortaron el codo. Luego le dispararan en la frente, el cuello y el pecho», continuó Yeohanna.

Muchos de los 1.500 cristianos que viven en este campamento tienen historias similares. Al igual que Hanatu Katghaya, una maestra voluntaria de la escuela, que tuvo que huir a pie a Camerún con su hija de tres años en la espalda.

«Nos escapamos de Boko Haram. Caminé durante dos meses antes de llegar a Nigeria», nos dijo.

Una vez que llegó, se dio cuenta de que el campamento no tenía escuela para los niños. Entonces decidió hacer algo al respecto.

«Lo que [ha] torturado mi mente es que estos niños viven así sin ir a la escuela. Así que nos sentamos y discutimos. ¿Los vamos a dejar así? Los militantes de Boko Haram son analfabetos y reciben dinero para ir y matar a todos. Entonces, si no enseñamos a estos niños, nos afectará directa o indirectamente», dijo Katghaya.

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«Gracias a Dios hemos visto un gran cambio en los niños ahora», dijo.

Ella y otros voluntarios van más allá de la lectura y la aritmética. Enseñan a los niños sobre su herencia ya que muchos de estos pequeños nunca han visto sus verdaderos hogares.

«Siempre lloramos, hay una canción que nuestros hijos siempre cantan, ‘oh mi hogar, oh mi hogar’. Porque no hay lugar como el hogar», dijo Yeohanna.

Condiciones pésimas en el campo de refugiados

Después de una noche de lluvia, vi que el polietileno que cubría la parte superior de las cabañas en el campo de refugiados se filtraba muy rápidamente. Es difícil transmitir cuán miserables son las condiciones de vida aquí. Y cuando no tienes dinero para comer, poner un techo nuevo en tu casa está en algún lugar bastante abajo en la lista.

«Una de las cosas más difíciles de vivir aquí son los techos con goteras durante la temporada de lluvias porque el agua gotea constantemente en nuestras camas», dijo Aisha Walla. «Dependemos de que las personas nos proporcionen alimentos, y cuando no pueden hacerlo, pasamos hambre».

El ejército nigeriano ha lanzado grandes ofensivas contra Boko Haram en los últimos meses, e incluso con grandes pérdidas en ambos lados, parece que no hay un final a la vista. A pesar de las dificultades, estos cristianos desplazados creen firmemente en el poder de la oración.

«Si hay paz, no hay nada que nos impida ir allí», dijo Enoch Yeohanna.

«Mi fe ha ayudado a mi vida de oración y creo que las oraciones de los santos de todo el mundo nos han ayudado a superar estos tiempos difíciles», dijo Aisha Walla. «Mi esperanza es que Dios traiga a todos los desplazados a sus hogares para que podamos adorar a Dios juntos y vivir en paz». [Fuente]

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