En medio de un pánico generalizado y un brote de histeria colectiva por el brote del coronavirus, la gente sin darse cuenta va haciéndose más y más vulnerable a aceptar todo tipo de controles en arras de la salud o seguridad.
La Organización Mundial de la Salud urge a que no se use dinero en efectivo, los controles en los aeropuertos se van haciendo cada vez más severos, la gente ha sido forzada a quedarse en su casa y a aceptar todo lo que el gobierno dice sin siquiera detenerse a pensar un momento en su severidad.
No estamos diciendo que los controles sean malos o que no se tienen que hacer, sino que vale la pena hacer hincapié en las consecuencias de esto. La población en general está tan sumida en el pánico que no se da cuenta que esto lleva a controles cada vez más severos por parte de las autoridades. Empieza a ser normal el hecho que persona por persona sea sometida a control de salud en las fronteras, se empieza a acostumbrar a la idea de que el dinero es malo y que hay que usar dinero digital.
Tras el 11 de septiembre nos acostumbramos a controles sumamente severos en los aeropuertos frente a la amenaza del terrorismo, crecieron los controles biométricos y hoy en día no nos sorprende en absoluto que seamos sometidos a escáneres de iris, de voz o faciales.
Cada vez que una crisis severa aflora la gente permite que su libertad sea cada vez más reducida o invadida. Nos vamos acostumbrando a eso y cuando llegue el momento de imponer un gobierno mundial para «solucionar» los problemas del mundo no va a haber ninguna oposición, la gente ya está adormecida y no presentará queja alguna.
«Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, !!mas las señales de los tiempos no podéis!
La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.» Mt. 16:1-4.
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