Jesús dijo: «Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.» Mt. 5:27-30.

La pornografía es veneno y destruye nuestras almas, nuestras mentes, nuestras relaciones, nuestras familias y todo lo que apreciamos. Para aquellos tentados a mirar pornografía por primera vez o ver pornografía de nuevo, aquí hay algunas razones increíblemente importantes para mantenerse firmes y en oración buscar purgar este veneno de su vida o huir de la tentación donde surge:

1. Si estás viendo pornografía, estás contribuyendo al tráfico sexual, la violación y el abuso de menores .
2. La pornografía está incorporando la violencia sexual, lo que lleva a casi una cuarta parte de las mujeres estadounidenses adultas a decir que sienten miedo durante el sexo debido a la violencia inspirada en la pornografía, como la asfixia.
3. La pornografía, literalmente, preparar a los hombres para que se conviertan en depredadores sexuales.
4. La pornografía está normalizando la violencia sexual dentro del contexto romántico.
5. Las niñas en realidad están sufriendo lesiones que cambian la vida debido a que los niños copian actos que ven en el porno.
6. Un estudio indica que la pornografía hace que los niños sean dos o tres veces más propensos a perpetrar violencia sexual contra las niñas.
7. La pornografía ha provocado un aumento masivo en niños que atacan sexualmente a otros niños.
8. Las historias que las niñas cuentan sobre cómo es crecer en una cultura pornográfica son desgarradoras.
9. A medida que las niñas también ven pornografía cada vez más , las prepara para convertirse en víctimas de la violencia.
10. La pornografía transforma la forma en que funciona tu cerebro de formas que probablemente no te des cuenta.
11. La pornografía es increíblemente adictiva (incluso Kanye West admitió haber luchado con ella durante 37 años ) .
12. La pornografía destruye nuestra capacidad de tener relaciones significativas y nos hace profundamente miserables. Incluso destruye la masculinidad misma.
13. La pornografía destruye los matrimonios, y podría más que duplicar las posibilidades de divorcio.
14. Los estudios nos muestran cada vez más que la pornografía funciona como una droga.
15. El consumo anual de pornografía de nuestra cultura produce tantas emisiones de carbono como la nación de Bélgica: la pornografía envenena la mente, el alma y el planeta.
16. Las actrices porno son abusadas, degradadas y sometidas a una violencia espantosa para entretener a los usuarios de pornografía, quienes se están condicionando para excitarse con el dolor de los demás. Los testimonios de quienes han abandonado la industria son desgarradores .
17. La industria del porno vende viles estereotipos raciales y propaga el racismo (especializándose en videos de personas negras que son violadas por «dueños de esclavos» blancos y otros géneros repulsivos).
18. Las feministas originales y los íconos de izquierda como Noam Chomsky se opusieron a la industria del porno por el hecho de que era explotadora y promovía la degradación de todos los involucrados.
19. Nepal decidió prohibir la pornografía después de un aumento del 300% en las violaciones.
20. La industria del porno apunta a los niños para atraparlos jóvenes.
21. La pornografía alimenta el abuso infantil.
22. La pornografía ha alimentado una crisis de sexting.
23. El porno es demoníaco. Considere esto: en lugar de que el esposo se sacrifique por la esposa, un reflejo de la historia del Evangelio, tenemos millones de hombres en América del Norte que se excitan activamente con escenas de destrucción física que reducen a muchas de las mujeres y niñas en la pantalla a escombros humanos. Sacrificando los cuerpos de otros para nuestro propio placer, mostramos nuestro total desprecio por el mensaje del Evangelio.

Autor Jonathon Van Maren