Los consejos de iglesias, como también los diferentes órganos ecuménicos y de dialogo en distintos países y regiones, por más pequeños que sean, han creado una autentica red ecuménica mundial. Esta red trae consigo importantes influencias en las iglesias evangélicas, ya que se comparten gran cantidad de recursos y enseñanzas erróneas con diferentes religiones, como ser teología, forma de celebrar las reuniones, interpretación de la Biblia, intercambio de materiales, intercambio de predicadores (esto facilita la distribución de falsas doctrinas y mezcla de creencias de un púlpito a otro).
El apóstol Pablo nos advierte:
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” [2da Corintios 6:14]
Llevándolo a un nivel más delicado, el cual nos tendría que poner en estado de alerta es que el movimiento ecuménico no es un simple “dialogo”, esta red ecuménica mencionada anteriormente ha elaborado una declaración común sobre bautismo, ministerio y eucaristía (Transubstanciación = comer y beber literalmente el cuerpo y la sangre de Cristo, base principal de la doctrina católica romana), lo cual promueve nuevas formas de culto entre las distintas religiones.
Un claro ejemplo de hasta dónde puede llegar la creación y participación en pequeños órganos de dialogo es la creación del Consejo Mundial de Iglesias. Veamos qué es el CMI:
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