«…el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.» 1 Co. 1:8
La expresión “el día de nuestro Señor Jesucristo”, que se identifica con su venida (“la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”, 1 Co. 1:7), es el período de bendición para la Iglesia a partir del arrebatamiento.
A este día futuro se lo llama “el día del Señor Jesús”: «el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.» 1 Co. 5:5; «como también en parte habéis entendido que somos vuestra gloria, así como también vosotros la nuestra, para el día del Señor Jesús.» 2Co. 1:14.
“El día de Jesucristo” «estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;» Fil. 1:6.
Y “el día de Cristo” «para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,» Fil. 1:10; «asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.» Fil. 2:16.
“El día de Cristo” en cada una de las seis referencias en el N.T. es un día descrito en relación con la recompensa y bendición de la Iglesia en el arrebatamiento; está en contraste con la expresión “el día del Señor”:
«Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;» Is. 2:12; «¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.» Jl. 1:15; «Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.» Ap. 19:19, que se relaciona con juicio a los judíos y a los gentiles incrédulos, y con la bendición de los santos del milenio:
«Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.» Zac, 3:8-20.
Comentario por el Dr. C. I. Scofield