Explicación bíblica del término ‘Hades’ y ‘Sheol’

El rico y Lázaro

19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.

20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,

21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.

22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.

23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.

24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.

26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,

28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.

29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.

30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.

31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

La palabra griega hades, como su equivalente hebreo sheol, se usa de dos maneras:

(1) Para indicar la condición de los no salvados entre la muerte y el juicio del gran trono banco (Ap. 20:11-15) Lc. 16:23-24 muestra que en el hades los perdidos están conscientes: “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.”

Tienen uso completo de sus facultades, memoria, etc., y están en tormento. Esto continúa hasta el juicio final de los perdidos, 2 P. 2:9: “sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio”, cuando todos los no salvados, y también el hades mismo, serán arrojados al lago de fuego, Ap. 20:13-15: “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”

(2) Para indicar, en líneas generales, la condición de todos los espíritus humanos (que han partido de este mundo) entre el tiempo de la muerte y la resurrección.

Ocasionalmente vemos este uso en el A.T., pero rara vez en el N.T, comparar: Gn. 37:35 “Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre.”; 42:38 “ Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol.”; 44:29,31: “Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.” “Sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol.”.

No debemos esperar que haya posibilidades de cambiar de un estado al otro después de la muerte. El v. 23 muestra que cuando el hombre no salvado que estaba en el hades vio a Abraham y a Lázaro, ellos estaban “lejos”, y el v. 26 declara que entre ambos lugares hay una gran sima, de modo que nadie puede cruzar de un sitio al otro.

Algunos interpretes creen que Ef. 4:8-10: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” indica que en la resurrección de Cristo ocurrió un cambio de lugar en el lugar donde están los creyentes fallecidos.

Es verdad que ahora todos los salvados inmediatamente van a la presencia de Cristo, 2 Co, 5:8 “pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”; Fil. 1:23 “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;”. Jesús le dijo al ladrón arrepentido: “hoy estarás conmigo en el paraíso”, Lc. 23:43. Pablo “fue arrebatado hasta el tercer cielo… al paraíso”, 2 Co. 12:1-4.

El paraíso es un lugar de gran gozo, pero este gozo no es completo hasta tanto el espíritu vuelva a unirse con un cuerpo glorificado en la resurrección de los justos, 1 Co. 15:51-54: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”; 1 Ts. 4:16-17: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

Aunque tanto sheol como hades a veces se han traducido “sepulcro»: Sal 88:4: “Soy contado entre los que descienden al sepulcro; Soy como hombre sin fuerza,”; 1 Co. 15:55: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”, tales palabras nunca indican un lugar de sepultura sino el estado del espíritu después de la muerte.

Comentario por el Dr. C. I. Scofield

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